Llamamos hechos a los sucesos o datos que se presentan como comprobados y se exponen de una manera objetiva, sin intervención de las creencias o juicios del autor.
Los hechos pueden ser probados y de ellos se puede decir que son verdaderos, si se comprueba que son reales, o falsos, si se comprueba que no son reales.
Las opiniones, por el contrario, son juicios que manifiestan el punto de vista de quien los emite. Lo que se expresa en ellas son las creencias personales del autor.
A diferencia de lo que ocurre con los hechos, de las opiniones no podemos afirmar que sean verdaderas o falsas. Así, ante una opinión como Lisboa es una ciudad hermosa y acogedora, lo único que podemos hacer es estar de acuerdo o en desacuerdo con ella.
A veces, hechos y opiniones aparecen mezclados.
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