"La música comienza donde acaba el lenguaje"
Amadeus Hoffman

lunes, 19 de diciembre de 2011

Emociones, música e interculturalidad: Por qué este proyecto

La risa, y también el llano, son lenguajes universales.
No hay nadie igual. Los seres humanos somos todos diferentes: tenemos diferentes creencias, religiones, nacionalidades, preferencias, ideas, profesiones o ideales.
Aún así, las personas de todas las culturas compartimos más de lo que parece: compartimos gran parte de la composición genética, lo que significa que la mayoría de nuestras características físicas son similares; tenemos complejos sistemas de comunicación para transmitir pensamientos, ideas…, y todas somos capaces de expresar una amplia gama de emociones. Las emociones básicas, como la alegría, la ira, el miedo y la tristeza, son compartidas por todos los seres humanos de todas las culturas, porque somos seres emocionales.
Por tanto, las emociones son universales, ya que son innatas y producto de la evolución.
Algunas investigaciones han puesto de manifiesto que, incluso, las expresiones faciales de las emociones básicas son reconocidas en una amplia gama de culturas. Entre ellas, las investigaciones  de Paul Ekman, que lleva más de 40 años estudiando las expresiones faciales de culturas de todo el mundo, intentando demostrar la universalidad de las emociones básicas. También algunos sonidos que expresan ciertas emociones, como la risa, son asociados por todas las culturas con aspectos positivos, como la distracción y el juego.
Las emociones o sentimientos son muy importantes en nuestra vida porque dirigen una gran parte de nuestras conductas, porque nos permiten darnos cuenta de nuestros pensamientos y actitudes y nos ayudan a cambiarlos cuando es necesario, y porque favorecen que podamos relacionarnos mejor.
La música es un fenómeno universal, porque forma parte de la cultura de todos los  pueblos.
Todas las personas, en algún momento, nos hemos emocionado al escuchar alguna canción y, por lo tanto, a partir de esta experiencia, compartimos con la mayoría de las personas la idea de que la música tiene una capacidad extraordinaria de evocar y expresar nuestras emociones más profundas.
Parece que la música es el más eficaz transmisor de emociones que jamás se ha inventado.
También en este campo hay diversos estudios que indican que las emociones transmitidas por la música, como la felicidad, la tristeza o el temor, pueden ser universalmente reconocidas en todas las culturas, explicando la relación que existe entre la música, la emoción y el cerebro humano.
Por otro lado, la amplitud de campos que nos ofrece la música: cantos, bailes, instrumentos, sonidos corporales, juegos, etc., pueden ser una fuente de auténtico conocimiento de las diferencias entre culturas, así como el reconocimiento de las múltiples semejanzas que existen entre ellas.

La música une a las personas.

Emociones, música e interculturalidad.
Cuando hablamos de cultura nos referimos al conjunto de estrategias, normas y valores que los distintos seres humanos hemos sido capaces de desarrollar para vivir en grupo y para adaptarnos a lo largo del tiempo a diferentes entornos y diferentes espacios. Estos valores, normas y estrategias se han convertido en costumbres y son compartidas dentro del grupo, haciéndolas perdurar de generación en generación

Por tanto, entendemos la cultura en la triple vertiente de ser aprendida a través de un proceso de socialización, de ser una capacidad de adaptación a los cambios del medio y, no menos importante, ser un aparato simbólico a través del  cual vemos e interpretamos la realidad. Además, la cultura es una cuestión dinámica.

Nunca más que ahora podemos hablar de diversidad cultural. En el mundo contemporáneo la diversidad cultural adquiere nuevas dimensiones, provocadas no sólo por los crecientes movimientos migratorios en un mundo cada vez más interconectado sino, también, por el reconocimiento de grupos hasta hace poco invisibilizados y por la necesidad de aceptación y respeto a la diferencia cultural.

Existen varios modelos a la hora de gestionar la diversidad cultural. Desde la Universidad Popular de Palencia apostamos por la Interculturalidad.

Entendemos la interculturalidad como el modelo que pretende plantearse  la construcción de la convivencia en la diversidad. Para eso parte de que ninguna cultura es estática ni homogénea, de que la diversidad existe, incluso, dentro de propia cultura y que los conflictos pueden ser un buen motor para el cambio.

Se plantea, por tanto, encontrar valores comunes que hagan posible la convivencia y para eso es necesario trabajar contra la discriminación y la exclusión; hacer hincapié en las relaciones entre culturas a través de sus individuos; construir la convivencia a través de la interacción, el intercambio y la cooperación, y aceptar y comprender que los conflictos es parte de la convivencia por lo que hay que establecer los mecanismos necesarios para su regulación de forma creativa.

La educación intercultural debe ser para todas las personas,  no sólo para las personas inmigrantes o las minorías étnicas, porque la diversidad está en la sociedad, en el mundo, la televisión, internet, etc.

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